Reto de Prosperidad

Reto de Prosperidad – Día 64

Activando intensivamente la Prosperidad en mi vida

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  • Lectura y actividad: Experimenta la prosperidad

Día 64
HISTORIA DE UN LETRERO

Frecuentemente, cuando la gente habla de dar, nuestros pensamientos automáticamente se van hacia el dinero. Quizá por eso muchos de nosotros hemos desarrollado una resistencia a dar. Sin embargo, hay cosas que podemos dar que son mucho más valiosas que el dinero. La película que sigue proporciona un buen ejemplo.

La primera vez que Kate vio esta película, le recordó las palabras de Rumi, un poeta y místico Persa del Siglo XIII que hablaba de un hombre que pasó junto a un limosnero en la calle y preguntó, “¿Porqué Dios, no haces algo por esta gente?” y Dios respondió, “Hice algo. Te hice a ti.” Si la película no está disponible, da un clic abajo (Nota de Liza: se tarda en cargar, pero puedes entrar a You Tube y buscar ―La Historia de un Letrero‖ – orgullosamente hecha en México!!!!!!!):


La Historia de Un Letrero
https://www.youtube.com/watch?v=hMas8TjqeUQ

Nota: Si no puedes ver la película, puedes leer la versión escrita. Se encuentra al final de las acción, pensamiento y afirmación del día.


La Acción del Día:
v Lee tu Plan de Negocio para la Prosperidad y las once cosas de tu lista de agradecimientos.
v Toma un momento para pararte firmemente con un brazo alzado hacia el cielo, el puño firme como si te estuvieras agarrando de la mano de Dios. Ahora, ya sea verbal o mentalmente repite “Con Dios por Testigo declaro: hoy SOY poderoso, hoy SOY valiente, hoy SOY fuerte, hoy ESTOY libre de miedos, hoy TRIUNFO en todo lo que hago, hoy PROSPERO y VIVO cada momento de este día abrazando mi verdadera naturaleza, SIENDO la persona que estoy destinada a ser. ESTA ES MI VERDAD.”

Lleva siempre en tu bolsa o cartera la tarjeta que escribiste con estas líneas para que la puedas leer cuando sientas dudas o cuando tengas miedo. Y como antes, cada vez que repitas esta afirmación, repite las palabras con la mayor emoción y sentimiento posible, dedicándole cuando menos un minuto a imaginar cada aspecto de tu vida como lo quieres.

v Coloca tu cuota de dinero del día de hoy en tu contenedor y lee la afirmación que está en el contenedor tres veces. Espera recibir algo en regreso.
v Bendice a todos los que están a tu alrededor, incluyendo a los otros participantes en este experimento. Imagina como aquellos a quienes bendices prosperan y se rodean del bien. Entonces bendícete a ti mismo e imagina lo mismo. Puedes continuar bendiciendo a la persona o personas en tu lista de bendiciones.
v Lee todas las bendiciones que llegan por correo electrónicos. Tus bendiciones están haciendo una diferencia. El leer las respuestas te dará la oportunidad de verlo por ti mismo.

El Pensamiento del Día:
“Una vida rica consiste fundamentalmente en servir a los demás, tratando de dejar el mundo un poco mejor de cómo lo encontraste.” -por Cornel West

La Afirmación del Día:
“Doy para hacer una diferencia.”

LA HISTORIA DE UN LETRERO
Un hombre de edad avanzada, ciego, estaba sentado en la esquina de una plaza con una lata a sus pies y junto a el, un letrero que decía: “Ten compasión, estoy ciego”. Sólo había unas cuantas monedas en la lata.

Un hombre pasaba por ahí. Se detuvo y miró al anciano debatiendo si agregar monedas o no a la lata. En lugar de eso, tomó el letrero, lo volteó, y escribió unas palabras. Entonces, regresó el letrero para que todos los que pasaran pudieran leer las nuevas palabras. Pronto la lata comenzó a llenarse. Mucha más gente le daba dinero al hombre ciego. Esa tarde, el hombre que había cambiado las palabras llegó a ver cómo iban las cosas. El hombre ciego reconoció sus pisadas y le preguntó, “¿Eres tú el que cambió mi letrero esta mañana? ¿Qué escribiste?” El hombre dijo, “Sólo escribí la verdad. Dije lo que tú dijiste, pero con otras palabras.”

Lo que escribió decía: “Hoy es un hermoso día y no puedo verlo”. Ambos letreros le decían a la gente que el hombre estaba ciego. Pero mientras que el primer letrero les decía que el hombre estaba ciego, el segundo letrero apuntaba hacia las cosas que los lectores podían agradecer en sus propias vidas, despertando la generosidad dormida en ellos.

  • Reto de prosperidad

Saludos de mi corazón al tuyo…

El escondite

Una vez se reunieron todos los sentimientos y cualidades de los hombres.  El aburrimiento bostezaba, como siempre, cuando la locura les propuso, “¡Vamos a jugar al escondite!” La intriga levantó la ceja, intrigada, mientras la curiosidad, sin poder contenerse, Preguntaba: — ¿Al escondite? ¿Y cómo es eso?  — Es un juego –explicó la locura–, me tapo la cara y comienzo a contar, desde uno hasta diez. Ustedes se esconden, y cuando haya terminado de contar, el primero de ustedes que encuentre ocupará mi lugar para continuar el juego.

El entusiasmo bailó, secundado por la euforia. La alegría dio tantos saltos que terminó por convencer a la duda, e incluso a la apatía, a quien nunca le interesaba nada. Pero no todos quisieron participar. La verdad prefirió no esconderse. ¿Para qué? Al final siempre la encontraban. La soberbia opinó que era un juego muy tonto –en el fondo lo que le molestaba era que la idea no hubiese sido suya –. La cobardía prefirió no arriesgarse.

“Uno, dos, tres,” –comenzó a contar la locura –. La primera en esconderse fue la pereza que, como siempre, se dejó caer tras la primera piedra del camino. La fe subió al cielo.

La envidia se escondió tras la sombra del triunfo, que con su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto. La generosidad casi no alcanzaba a esconderse; cada sitio que hallaba le parecía maravilloso   para alguno de sus amigos. ¿Que si un lago cristalino? Ideal para la belleza, pensaba. ¿Que si la hendija de un árbol? Perfecto para la timidez. ¿Que si el vuelo de la mariposa? Lo mejor para la voluptuosidad.

¿Que si una ráfaga de viento? Magnífico para la libertad. Así terminó por ocultarse en un rayito de sol. El egoísmo, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo, pero sólo para él. La mentira se escondió en el fondo de los océanos –mentira, en realidad se escondió detrás del arco iris–.

La pasión y el deseo se fueron juntos al centro de los volcanes. El olvido, se me olvidó dónde se escondió. Pero eso no es lo importante. Cuando la locura contaba 9, el amor aún no había encontrado sitio para esconderse, pues todo se encontraba ocupado. Hasta que divisó un rosal. Enternecido, decidió esconderse entre sus rosas.

“¡Diez!” –gritó la locura– y comenzó a buscar. La primera en aparecer fue la pereza, a solo tres pasos de la piedra más cercana. Después escuchó a la fe, en el cielo, discutiendo con Dios sobre teología. A la pasión y el deseo los sintió en el vibrar de los volcanes. En un descuido encontró a la envidia, y así pudo deducir dónde estaba el triunfo.

Al egoísmo no tuvo ni que buscarlo, el solito salió disparado de su escondite, que había resultado ser un nido de avispas. De tanto caminar, la locura sintió sed; al acercarse al lago descubrió a la belleza. Con la duda resultó más fácil todavía, la encontró sentada sobre una cerca, sin decidir aún de qué lado esconderse. Así fue encontrando a todos, al talento entre la hierba fresca; a la angustia en una oscura cueva; a la mentira detrás del arco iris –mentira, estaba en el fondo del océano– y hasta al olvido.

Que ya se le había olvidado que estaba jugando al escondite. Pero el amor no aparecía por ningún sitio. La locura buscó desesperada, detrás de cada árbol bajo, en el fondo de las lagunas, debajo de las piedras, en la cima de las montañas. Se volvió loca buscando. Cuando estaba por darse por vencida, divisó un rosal. Sonriendo, tomó una horquilla y comenzó a mover las ramas.

De pronto se escuchó un doloroso grito. ¡Las espinas habían herido en los ojos al amor! La locura no sabía que hacer para disculparse. Lloró, rogó, imploró, pidió perdón, y hasta prometió ser su lazarillo. Desde entonces, desde que por primera vez se jugó al escondite, el amor es ciego, y la locura siempre lo acompaña.

  • Decir Decreto de Merecimiento : durante 90 días
  • Decir Oración Ho’oponopono: durante 90 días
  • Escribe tu  Agradecimiento diario de las cosas que ya están en tu vida
  • Mensaje diario personal de agradecimiento: manda un mensaje o habla con alguien personalmente y agradécele algo que te haya dado o aporte a tu vida.
  • Reto de meditación: Conciencia de Riqueza
  • Contar dinero todas las noches: no importa la cantidad que tengas, cuenta y observa lo bellos que son los billetes, las monedas, las imágenes en ellos y los detalles
  • Pega en algún lugar visible tu Mapa para visualizar tus deseos: todos los días cierra los ojos e imagina en presente que ya está sucediendo.

M. en C. Claudia Salinas D.

Psicoterapia

http://www.alimine.com.mx/

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